En cada área de aprendizaje, día a día los niños y niñas descubren distintas posibilidades en la utilización de los materiales, empleándolos de forma creativa, explorando e investigando en una dinámica de auto-aprendizaje en que los limites los pone cada uno/a.
Un ejemplo de ello es lo que pasó esta semana en el área de las construcciones.
Hace ya algún tiempo, colocamos en este espacio tablas de madera de 30×40 cm y 30×80 cm para que las utilizaran en sus construcciones. Sólo las habían utilizado para hacer algunas carreteras y rampas pero hoy iban a tener otra función.
Dos niños llevaban mucho tiempo haciendo una construcción con varios bloques de madera, siempre observados por algunos compañeros más pequeños. Los colocaban como se fueron ladrillos para construir un garaje con su tejado y puertas. Cuando ya lo habían terminado, les sugerí que si querían podrían utilizar las tablas también para construir. Entonces empezaron a construir una torre de varios niveles, intentando superar los diferentes problemas que iban surgiendo.
Buscaron 4 paralelogramos de igual longitud y colocaron una tabla encima, luego otros cuatro, y otros, hasta 6 niveles y entonces se les cayó la torre. No habían calculado bien como colocar los pilares.
Empezaron nuevamente esta vez con más cuidado, colocando los pilares un poco más en el interior facilitando el equilibrio. Y así siguieron hasta que incluso poniéndose de puntillas ya no llegaban suficientemente alto para poner los pilares.
Entonces uno de los niños colocó una caja de madera en el suelo cerca de la torre, se subió encima y siguieron en su tarea de buscar 4 bloques con el mismo tamaño, colocarlos en las esquinas de la tabla del último piso para luego colocar otra tabla. Por segunda vez ya no llegaban y nuevamente cogieron otra caja más pequeña para colocar encima de la anterior.
Ahora si, ya llegaban. Pero después de algunos pisos, ya sólo tenían tres bloques iguales. Esto no les detuvo: Buscaron otros de otro conjunto que tuviera el mismo tamaño, llegando incluso a intentar poner dos juntos para hacer el tamaño que buscaban. Finalmente han encontrado uno y siguieron hasta colocar la última tabla.
Esta torre, en su base tenía rampas y en cada piso empezaron a poner bloques de madera de diferentes formatos.
En esta actividad los niños han utilizado diferentes conceptos espaciales y matemáticos. Han comparado tamaños, han contado bloques y pisos, han hecho correspondencias entre objetos, han organizados las piezas espacialmente para que se mantuvieran en equilibrio, han jugado con diferentes alturas para conseguir planos inclinados o horizontales. Además mientras hacían todo esto cooperaban, se ayudaban en el transporte de los materiales e intercambiaban ideas y estrategias para ir solucionando los diferentes problemas que iban surgiendo en la construcción.
Cuando la torre alcanzó una altura considerable llamaron a los compañeros para observar su hazaña, todos se alegraban e incluso llamaban a otros/a para ver lo que se estaba gestando. Los compañeros que se acercaban para observar la construcción lo hacían con interés, satisfacción y con naturalidad. Se ofrecían a ayudar. Se alegraban con el trabajo de los demás. Este era un descubrimiento que compartían todos con satisfacción y sin competición.
En la asamblea los “constructores” hablaron de su experiencia a los demás. Como lo habían hecho, como habían superado los diferentes obstáculos que habían encontrado. En sus caritas se veía la emoción y la alegría de haber ido un poco más lejos y el placer de compartirlo con los demás. Al día siguiente hicieran un dibujo de su torre para colocar en la pared del área de las construcciones, representando de forma figurativa lo que habían hecho en tres dimensiones. Ha sido muy interesante ver como lo hacían reflejando su visualización de la torre.
Esta ha sido una situación pedagógicamente llamativa dado la envergadura de la construcción, y por eso fácil de entender su importancia en el aprendizaje. Así aprenden los niños y niñas. Todos los días todos/as experimentan procesos parecidos en las diferentes áreas de aprendizaje, aun que algunos no siempre tan fáciles de identificar. Estos son los procesos de aprendizaje que fomentamos en Colibrí: Situaciones que parten de la motivación intrínseca de las criaturas, donde el interés es tan grande que hace que pongan toda su atención en ello, dando origen al aprendizaje significativo mucho más efectivo que si la motivación partiera del exterior.
Estas situaciones, a nosotras nos llenan de alegría y satisfacción. Vivimos cada logro de los niños/as como una recompensa a nuestro trabajo y nos afianza uno de nuestros lemas: CONFIAMOS EN LOS/AS NIÑOS/AS.