colibrí educa

¿Cómo es un día en Colibrí?

El discurrir del día en está organizado en varios bloques de tiempo que permiten que el niño se ubique en el espacio, dejando libertad para elegir el tipo de actividad que prefiera.

9.00-9.30: Acogida y bienvenida. Juego libre en el Salón.
9.30-9.55: Círculo de buenos días en el Salón.
10.00-11.00: Actividad por las salas. Juego libre en la sala de juego simbólico y la de colchonetas.
11.00-11.55: Desayuno voluntario. Juego por las salas.
12.00-13.10: Juego exterior en el jardín, propuestas de talleres, salidas a las cercanías. En esta hora tiene lugar la Psicomotricidad para un grupo diferente cada día.
13.15: Cuento de cierre.
13.30-14.00: Despedida y encuentro de los niños con sus familias.

Momentos de juego libre

El niño elige la actividad que prefiere y la sala en la que desea estar, que será la más acorde con su estado anímico. Estos momentos son fundamentales para los encuentros sociales espontáneos y para conectar con necesidades profundas.

Los adultos están presentes y observan con atención estas necesidades para intervenir sólo en caso necesario. Se dispone de tiempo para afrontar los conflictos con calma y buscando la raíz de estas situaciones. Como ejemplos de juego libre están la primera hora hasta la asamblea, el juego alternativo al taller o después de las comidas.

Encuentros grupales

Como la asamblea o el circulo, como preferimos llamarle, el cuento de antes de comer, los cumpleaños, etc… son tiempos de gran grupo con un objetivo claro y común para todos.

Suelen revestirse de cierta solemnidad y se introducen habilidades comunicativas como el turno de palabra, los modales en la mesa, la escucha y la exposición de opiniones.

El Círculo

Es nuestro punto de reunión al comienzo del día. Al igual que las comidas sirve para reforzar nuestro sentido de pertenencia a un grupo, además de trabajar habilidades sociales como la escucha y la exposición de opiniones.

Tiene lugar cuando todo el mundo ha llegado a Colibrí, cerrando el momento de recepción y presentando a los niños la organización de cada día.

Comedor

En Colibrí existe la posibilidad de quedarse a comer. Es un rato de encuentro íntimo y tranquilo en el que los adultos están cerca de los niños, comiendo y conversando libremente con ellos. Esta reunión es propicia para comentar aspectos del día o afianzar relaciones en la cercanía, además de transmitir hábitos de higiene y rutinas de limpieza y orden.

Actividades guiadas por el adulto

Cada día habrá una propuesta basada en inteligencias complementarias como la artística, la manual, la corporal, la lógico-matemática, el desarrollo de los sentidos…

En estos talleres el adulto propone algo que le es cercano y placentero, con lo que se acerca al niño una manera de elaborar un producto desde la concentración y el disfrute, resultando actividades estimulantes y que potencian la curiosidad y el aprendizaje.

Otras actividades guiadas son los cuentos, las canciones y las asambleas.

También los proyectos son supervisados por los adultos.

Rutinas de higiene

El aseo personal, descalzarse para entrar a la casa, la preparación para ciertas actividades como el huerto y el jardineo, las comidas… son ejemplos de momentos en los que los niños aprenden normas sociales básicas y se responsabilizan de tareas domésticas sencillas. Aprovechamos estos momentos para trabajar la autonomía y el conocimiento de sí mismo.

Taller de arcilla y taller de pintura

Como parte de nuestro interés por la expresión artística y la importancia que le damos, estos talleres tienen como principal objetivo que los niños logren expresarse libremente; de esta manera fomentamos su creatividad respetando su estadio evolutivo.

Así, al principio, empiezan por explorar el material hasta que poco a poco sus creaciones se van transformando y evolucionando. Al no imponer (ni siquiera sugerir) un modelo al niño, sus creaciones son más personales y respetamos su proceso madurativo. Tampoco emitimos juicios de valor sobre sus creaciones, para que no se haga dependiente de la aprobación de los demás y confíe en sus capacidades aumentando de este modo su autoestima que a su vez le hará más competente.

Taller de cocina

La cocina es como nuestro pequeño laboratorio donde nos ponemos “con las manos en la masa” de una forma muy sensorial. Tocamos los ingredientes, los olemos, los probamos, mezclamos, amasamos y obtenemos un nuevo producto.

Mientras cocinamos trabajamos contenidos como: – unidades de medida y peso – estado físico de los elementos – sensaciones térmicas, sensaciones táctiles. También pesamos, medimos con tazas, contamos cuántas necesitamos… Además de seguir un proceso ordenado y delicado, se trata de acercar este arte a los niños y que saboreen un producto que ellos mismos han elaborado. Haremos pan, ensalada de fruta, galletas, crepes, batidos, etc…

Taller de ciencia

Este taller es un espacio donde los niños ponen en práctica su capacidad innata como investigadores. Les proponemos situaciones en las que tengan que observar determinadas leyes de la física o química y después crean sus propias hipótesis que van evolucionando según su madurez. Por ejemplo: ¿Qué objetos se hunden en el agua y cuáles no?, ¿por qué se mueve un globo cuando le soltamos el aire?, ¿por qué cambia de color la col lombarda cuando la tocamos con zumo de limón?

Además, nos parece especialmente interesante que sean los propios niños quienes participen de forma activa en nuestros experimentos. Es decir, que no se limiten a observar como nosotros conducimos el experimento, sino que ellos mismos también puedan hacerlo y sean capaces de enriquecerlo con sus aportaciones personales. Creemos que la ciencia puede estar perfectamente al alcance de los más pequeños, y por eso nos esforzamos por presentársela de una manera divertida y activa.

Taller de música y movimiento

La música es para el niño una expresión emocional. Por eso, en Colibrí hay diferentes instrumentos para que puedan hacer su música y explorar las posibilidades rítmicas tanto de los instrumentos como de su propio cuerpo.

En este taller hacemos juegos rítmicoscancionesdanzaspequeñas dramatizaciones, y en algunos momentos, formamos una pequeña “orquesta” en que cada niño puede improvisar su música de manera organizada. El placer que el niño experimenta al tocar o al cantar puede suscitar intereses más avanzados como la notación musical o la cooperación para cantar o tocar algún instrumento juntos.

La música está también presente en varios momentos del día; con canciones cantadas por los acompañantes que recuerdan a los niños el inicio de propuestas y rutinas del día, o sencillamente para disfrutar del placer de cantar y/o escuchar cantar. Así mismo, la música grabada nos ayuda a crear ambientes según las propuestas, el momento del día o las necesidades de los niños.

Trabajo por proyectos

A través de la pedagogía por proyectos, los niños tienen la oportunidad de construir su aprendizaje partiendo de lo que más les interesa. Aprenden a organizarse para recoger información, siguiendo el hilo de su foco de atención y esa línea de investigación se ramifica en varias actividades, mezclando contenidos y habilidades de distintas áreas de conocimiento. P.ej.: Investigando sobre las pompas de jabón pueden probarse distintos pomperos, estudiar la esfera en el dibujo, buscar inventos basados en globos, aprender canciones inglesas sobre el agua o las pompas…

En la búsqueda de las respuestas a estas preguntas, los niños ejercitan habilidades características del pensamiento crítico como elegir entre varias alternativas, aprender a resumir para comunicar o elaborar un plan de acción. Estos trabajos están coordinados por un acompañante y serán presentados ante los demás compañeros, trabajando nuevas habilidades sociales y comunicativas para su exposición. Estos proyectos pueden ser grupales o individuales y requieren de un cierto compromiso y supervisión para llegar a contenidos que no se observan a primera vista.

Práctica psicomotriz

Desde la teoría y práctica del maestro Bernard Aucouturier miramos y abarcamos la psicomotricidad. En este periodo de vida de los primeros 6/7 años, lo que vivimos en el cuerpo; las emociones, las relaciones con los demás y los conocimientos; va de la mano en su desarrollo, madurando y pasando por diversos procesos psicológicos, necesarios para llegar a descentrar la emoción del pensamiento, indispensable para acceder al pensamiento operatorio y lógico-matemático.

Este momento de la vida, es la base de nuestra manera de ser, de actuar, de pensar, de nuestras actitudes tónicas, motrices y corporales.

La práctica psicomotriz es una mirada y una propuesta de acción hacia lo profundo del ser humano, que ofrece a los niños/as un lugar idóneo pensado y creado para ellos/as: “LA SALA DE PSICO” donde poder desarrollarse de forma armónica gracias al placer de moverse, de jugar y a la alegría de sentirse “ser”. En ella pueden desplegar toda su expresividad motriz, jugando exteriorizan su mundo interno, el momento madurativo en el que se encuentran; sus potencialidades, sus miedos y sus dificultades; por lo que encuentran en la sala todo un espacio y un material preparados y seguros para su evolución.

“Las sesiones de Psico” se viven de manera libre y experimental, lo cual facilita que los procesos de aprendizaje se den desde una manera más profunda y ligada a la originalidad de cada uno/a. Están pensadas como un itinerario de maduración psicológica, con propuestas en diferentes momentos del tiempo de la sesión, que favorecen el paso del “placer de actuar, al placer de pensar”. En las sesiones afloran, los procesos que abren a la relación con sí mismo, la comunicación, la relación con el otro, la expresión, la simbolización y la descentración emocional.

La presencia del psicomotricista está ligada al uso de la sala. Su formación está encaminada hacia la observación de la expresividad motriz de los niños/as captando el sentido profundo de sus acciones, y al acompañamiento de los procesos madurativos; con ánimo de compartirlos y dinamizarlos facilitando al niño/a su transformación y evolución.

Convivencia con el inglés

El inglés en Colibrí está pensado de manera que los procesos y tiempos de cada niño son respetados igual que en el resto de áreas. Los niños ven la convivencia con otro idioma como algo normalizado, lo cual favorece la tolerancia hacia lenguas y culturas diferentes.

Esto no quiere decir que siempre sea posible entendernos con el habla, pero si a través de la mirada, los gestos y desde el corazón, y así conseguimos que las conversaciones fluyan y que se despierte cada vez más interés por el inglés en ellos.

A veces preguntan cosas como: “¿cómo se dice flor en inglés?”, ¿cómo se dice planta? ¿por qué sabes hablar tanto inglés? ¿cómo hablan tus padres? ¿sabes hablar español? ¿cuál es tu país?

Suelen disfrutar mucho con los talleres de arcilla en particular, de pintura, los juegos en el jardín, los cuentos y las canciones. Cualquier momento puede ser un buen momento para introducir el inglés de forma natural y no invasiva, hablando sobre lo que están haciendo y de los acontecimientos de su día a día.