Empieza el día en Colibrí… los niños se despiden de sus familias y entran, recibidos con una sonrisa. Cada uno a su ritmo ocupan el salón, buscando a su amigo más cercano o quedándose cómodamente cerca de un acompañante. Después de la acogida comienza la bienvenida grupal, que toma forma en el Círculo.
El turno de palabra permite ser escuchado mientras compartimos nuestros pensamientos. Hay días en que simplemente nos saludamos y contamos cosillas pasajeras, aunque nunca sabemos a dónde nos llevan estas conversaciones. En ocasiones las ocurrencias de unos despiertan las preguntas de otros y repentinamente varios niños están sintonizados en un interés común:
«Lo tiré y cayó para abajo», «¿cómo podría caer hacia arriba?», «no puede porque está la gravedad», «¿hay gravedad en todos lados?», «en el espacio no lo hay, además allí no se puede respirar porque no hay oxígeno», «¿todo el mundo necesita oxígeno?»…
La observación plantea preguntas, una palabra conecta con toda la información que traen de casa y de la calle. El arte de la conversación para articular el pensamiento, para aprender a escucharnos, para aprender a pensar, para cuidarnos con las palabras e integrar el sorprendente mundo que nos rodea.
Para eso nos sentamos todos los días en el Círculo, para mirarnos a los ojos y compartir mirada hacia afuera.
Diariamente empezamos la mañana con nuestro Círculo, donde compartimos conversaciones y donde surgen temas la mar de interesantes. Porque los niños y niñas también tienen su teoría sobre las cosas: ¿Qué es la gravedad?…»La gravedad es algo que cuando algo cae hace que se vaya hacia bajo»…»En el espacio no se puede respirar porque no hay oxígeno»:..»En el agua sólo hay para los peces»…»En Saturno van a ver si hay vida»…»Marte está tan cerca del sol que no hay vida. Hace mucho calor»…